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No podía faltar en la sección de monstruos marinos un tiburón real y realmente monstruoso: el tiburón duende. Pertenece a la familia Mitsukurinidae y destaca, sobre todo, por su protuberante y extraña boca. Boca que, además, mueve adelante y atrás para morder.
Se trata de un tiburón descubierto en 1898 (un primer avistamiento en el mar del Japón) y actualmente en peligro de extinción. De hecho, varios parientes de la familia del tiburón duende se encuentran ya extinguidos.
En la actualidad sigue viviendo en zonas del Atlántico, del Mar de Japón y de la zona del índico sur.
Características del tiburón duende
El tiburón duende no es un pez pequeño. Ojo, porque alcanza una longitud de seis metros. Y puede llegar a pesar más de setecientos kilos. Eso sí, si observamos su tronco nos daremos cuenta de que se trata de un tiburón largo pero no ancho.
Este aspecto «estirado», destaca sobre todo en su hocico, con una mandíbula móvil delante-atrás que le otorga todo el aspecto monstruoso. Si nos fijamos en ella observaremos el detalle: hasta 53 filas de dientes. De promedio, hay 31 – 60 dientes en cada fila.
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Si seguimos repasando su cuerpo, destacan unas aletas desproporcionadamente pequeñas.
En cuanto al color de la piel, es habitual encontrarlo grisáceo o blanquecino con toques azules. Eso sí, si uno lo observa a la luz del día, verá que es rojizo. Esto se debe a sus vasos sanguíneos superficiales.
La vista, el olfato y la electrorrecepción son dos sentidos muy avanzados en este tiburón.
¿Es un tiburón agresivo?
El tiburón duende busca alimentarse de especies migratorias, y sobre todo de noche. No suele atacar a humanos, pero sí a toda clase de cangrejos, cefalópodos y otras especies pelágicas.
Así pues, más que un tiburón agresivo, se trata de un tiburón monstruoso que los propios humanos cazan.
¿Por qué?
Porque su mandíbula es muy preciada en el mercado de arte. Y no va a ser menos, con lo curiosa que es…