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En la mitología japonesa no escasean los yōkai, seres mitológicos que conforman el bestiario de esa cultura. Esta especie de demonios tiene también sus representantes en el mar, y entre ellos está el Umibōzu.
Este monstruo marino se le aparece a los navegantes y pescadores como un ser negro o gris oscuro, de grandes ojos y cabeza redonda y afeitada. Se supone que ellos son monjes budistas ahogados en el mar y convertidos en monstruos que rezan. Su torso está formado por nubes y sus extremidades son serpentinas.
Si se les enojan, exigen a la tripulación que le entreguen un barril, que llenan de agua de mar y lo usan para ahogar a los desdichados navegantes. No obstante, se les puede engañar: si se les da al Umibōzu un barril sin fondo, este monstruo marino quedará enfrascados en la tarea de llenarlo de agua salada. Durante este tiempo, se puede escapar de él. También, como cualquier otro yōkai, puede ser espantado por un monje budista Onmyōji, que tenga la bendición de Buda.
Los Umibōzu en la mitología popular
Estos “sacerdotes del mar” (umi=mar, bōzu=mar) se relacionan con la tradición sintoísta que indica que las almas de los muertos que no tienen parientes vivos que les recuerden en los altares se refugian en su dolor en el mar. En cierta forma, cuando un monje decide serlo corta con los lazos familiares, por lo que si no asciende se convierte en un Umibōzu.
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Lo cierto es que sobran los ejemplos de su mención en la cultura japonesa, tan rica en seres mitológicos, tanto en el pasado como en la época contemporánea. Este monstruo marino fue reflejado en los grabados del maestro Utagawa Kuniyoshi y en otras manifestaciones artísticas del período Edo. Como exponentes modernos del temor que inspiran los Umibōzu, aparecen como personajes en mangas y animes como Naruto, One Piece, Gin Tama, y es el nombre de uno de los comandos en Ghost in the Shell: Stand Alone Complex.