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Fue Ruth Bishop, viróloga australiana, quien descubrió el rotavirus en el año 1873. Este tipo de dolencia es una enfermedad infecciosa muy propensa a aparecer en países en vías de desarrollo. Aquellos contagiados con el rotavirus padecerán de infecciones intestinales o gastroenteritis, y probablemente morirán si no son tratados a tiempo.
Es causada por un virus de vertebrados perteneciente a la familia reoviridiae. Además del sistema gastrointestinal del huésped, también pueden afectar el sistema respiratorio del mismo. Por lo general los más afectados son los niños aunque los adultos también pueden verse atacados por esta infección.
Rotavirus: el enemigo al acecho
Los medios de transmisión de este extremadamente peligroso virus son varias. Desde alimentos o agua contaminada con el virus, hasta las heces de la persona infectada son medios donde puedes adquirir el rotavirus.
Además este mortal enemigo puede sobrevivir días sobre las superficies sólidas. Sábanas, panales, ropa y otras prendas son un hospedero perfecto. También es capaz de sobrevivir varias horas en nuestras manos. Varias especies conforman este tipo de virus que pueden atacar en cualquier estación del año. Los humanos somos mayormente atacados por los virus contenidos en los grupos A, B y C.
Este virus es la principal causa de gastroenteritis aguda en menores de 5 años, por lo si no es tratada rápidamente puede provocar daños irreparables y la muerte. En solo un año, esta enfermedad ha segado la vida de más de 1,3 millones de menores.
¿Cómo saber si mi pequeño se contagió con el rotavirus?
La aparición de fiebre, acompañada de diarrea y vómitos son el principal indicador. Si observas que tu hijo presenta este cuadro no dudes en acudir al médico: es necesario un rápido accionar porque las diarreas suelen ser severas, por lo que es necesario una constante rehidratación.
También es necesario tener en cuenta que además de atacar el sistema gástrico, el retrovirus ataca el sistema respiratorio. Esto puede llevar a insuficiencias respiratorias que pueden causar la muerte.
Por lo general, aunque un niño se contagie en más de una ocasión, la primera vez es la más peligrosa. Esto es debido a que el sistema inmunológico no se encuentra preparado para combatir esta infección. Las infecciones posteriores no dejan de presentar peligros, pero pueden ser mejor rechazadas por el sistema inmunológico del niño.
Antes de la aparición de los síntomas suelen correr dos o tres días. Luego de este período de incubación el virus se vuelve muy activo. Esto conlleva a que el estado de salud se deteriore en solo horas y cause la deshidratación, el colapso de los órganos y la muerte.
La prevención puede salvar a tu hijo.
El compartir aula, asistir a guarderías y otros lugares públicos como parques o cines son el lugar ideal para que tu pequeño se contagie. Debes enseñarle a practicar algunas medidas de higienes elementales que el salvarán la vida.
Evitar el contacto con otros niños contagiados, lavarse las manos periódicamente y no llevarse las manos a la boca, puede preservar su salud, pero no lo salva de este letal asesino. Solo administrando la vacuna contra el retrovirus pasadas las 6 semanas de nacido tiene alguna efectividad.
Pero aún este virus tenebroso tiene muchas víctimas desprotegidas que matar.