[xyz-ihs snippet="ADSENSE---Debajo-de-ficha"] |
La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una terrible enfermedad infecciosa que afecta a los seres humanos y es trasmitida por unos monstruos diminutos: las garrapatas. Aunque originaria de África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia, esta fiebre hemorrágica se ha esparcido por otros países y se propaga con facilidad a través de las mascotas y animales domésticos y por contagio persona a persona.
Historia del virus y llegada a Europa
Esta peligrosa enfermedad toma su nombre al describirse por primera vez en Crimea en 1944, afectando a las tropas soviéticas que dormían a la intemperie y fueron picadas por garrapatas. El virus no pudo aislarse hasta 1967 y en 1969 quedó establecido que la garrapata Hyalomma marginatum era la causante del mismo virus. Esta era la misma dolencia que sufrieron personas enfermas de fiebre hemorrágica en 1956 en el anteriormente conocido Congo Belga, por lo que se nombró virus Crimea Congo.
No es endémico de estas regiones, pues se ha expandido a varios países europeos como Francia, Portugal y España.
A continuación os dejamos con un mapa informativo sobre la propagación del virus en Europa.
Características y peligros
El virus de la fiebre hemorrágica se reproduce rápidamente y contagia a grandes grupos poblacionales si no se detecta a tiempo. Se puede transmitir de forma transovárica, transestadial y venérea. Produce fallo pulmonar, renal hepático y circulatorio por coagulación intravascular diseminada, provocando hemorragias severas que conducen a la muerte.
Clínica y antídotos conocidos
Este virus tiene un período de incubación de 1-3 días, se presenta clínicamente con dolor de cabeza intenso, fiebre, mareo, dolor y rigidez en el cuello, fotofobia, mialgia y malestar general. También se refiere taquicardia con hipotensión ligera y linfadenopatía.
Provoca la muerte entre los días 5º y 14º de enfermedad. Los pacientes que se salvan mejoran al 9º-10º día, pero la astenia, confusión y amnesia pueden durar más de un mes. La detección de la enfermedad se realiza por análisis sanguíneos: los enfermos y sus contactos deben mantenerse en observación como mínimo 2 semanas.
Se trata con transfusiones y alimentación intravenosa. La ribavirina reduce la fiebre, la hemorragia y el riesgo de muerte, pero actualmente no existen vacunas seguras, específicas o eficaces para combatir esta temible enfermedad.