El Squonk, también conocido como Lacrimacorpus dissolvens, es un ser escurridizo y repulsivo y no se deja ver con facilidad.
No se ha probado que ejerza algún tipo de influencia en la vida de los humanos. Lo que sí se conoce es que su aspecto es desagradable: tiene la piel cubierta de numerosas manchas y verrugas como la de un sapo, y le cuelga en forma de pliegues por todo su cuerpo.
Características del Squonk
Una de las características del squonk es que conoce de su fealdad y se siente desdichado. Por eso llora de forma muy ruidosa y constante. Sus ojos siempre permanecen hinchados, siendo la imagen viva de la tristeza y el desaliento.
Es una criatura de la noche pues no quiere ser visto, aunque sus sollozos se escuchan desde lejos y sus lágrimas dejan un rastro brillante en el bosque. Se pueden ver incluso, en la más completa oscuridad.
Curiosidades del monstruo
Cuando un squonk está acorralado y le parece imposible escapar, o cuando es sorprendido o asustado, puede disolverse en sus propias lágrimas.
Luego, puede volverse a formar una vez haya pasado el peligro, siendo esta su única arma defensiva.
Se cuenta que una vez un cazador atrapó un squonk, imitando los sollozos de una hembra Squonk y atrayéndolo a una trampa. Muy feliz el cazador con su presa, lo metió dentro de un saco, y llegó con él a cuestas hasta el pueblo.
Allí se jactó de haber conseguido algo imposible… pero cuál no sería su sorpresa, cuando al abrir el saco para mostrar su tesoro, solo encontró en su lugar un charco brillante.
El Squonk se había disuelto en su propio llanto dentro del saco, para defenderse y luego volver a tomar su forma original durante la noche en el bosque.