Entre las misteriosas criaturas voladoras que viven ocultas en nuestro mundo, el Ropen es una de las que más llama la atención. Este tiene un aspecto, según quiénes lo han visto, que va desde la forma de un murciélago gigante del tamaño de un hombre a la de un pterodáptilo vivo, que es la más frecuente. La mayoría de sus avistamientos se concentran en la isla de Papua Nueva Guinea y Australia.
Para los aborígenes de estas regiones, de las que se presume es su hábitat natural, es un ser temido y reverenciado. Este temor reverencial se transmite desde su nombre, Ropen, que en la lengua nativa significa “demonio volador”. A esta reputación se le suma qué, aunque por lo general no ataca a las personas, testigos oculares dicen que lo han visto comiendo carne humana robada de los cementerios.
Aquí algunos vídeos de avistamientos del Ropen en la zona de Nueva Guinea. Debajo, más detalles y características.
Un ser mágico y oscuro
Aunque se le considera un demonio volador, el Ropen está mezclado en el folclor aborigen de tal forma que se le considera a medio camino entre un hombre y un espíritu. Esto se justifica en que además de tener el tamaño de un hombre y volar de noche, posee una bioluminiscencia propia que le hace brillar mientras vuela.
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Para apoyar la existencia de este dinosaurio volador, además de los avistamientos de los nativos, está el del famoso biólogo y entomólogo Evelyn Cheesman, quién en 1935 reportó haberlo visto. En sus muchos escritos queda constancia histórica de que este científico creía firmemente en la teoría de la evolución y la veracidad científica, por lo que es poco probable que mintiese sobre el tema.
En los sesenta, un grupo de nativos abatió un Ropen, que fue llevado a la aldea dónde intentaron comérselo, pero fracasaron. Refirieron que este dinosaurio volador posee una carne muy dura. Aunque el Ropen vivo sigue evadiendo los esfuerzos de los criptozoólogos, varias expediciones realizadas a las comunidades de Papua Nueva Guinea confirman por boca de los aborígenes que los Ropen siguen allí. Quizás, dentro de poco, deje de ser misterioso y finalmente se documente su existencia.